La complejidad de los vinos tintos

Un vino tinto se obtiene por fermentación de mosto de uva negra en presencia de piel, pepitas y posiblemente del tallo. El tiempo más o menos prolongado de esta fermentación varía según el tipo de vino deseado, las características de cada vendimia y las tradiciones ligadas a la región vitivinícola de producción.

Se trata de un encubado que puede variar desde un máximo de una semana para obtener vinos ligeros y flexibles, hasta tres o cuatro semanas para los vinos de reposo (que tienen capacidad de envejecer bien).

Los tintos claros, de color claro, son vinos para beber en su juventud. En cuanto a los tintos frescos y crujientes, ligeros en boca y predominantemente afrutados, aún jóvenes, para beber con platos sencillos. Para acompañar carnes de caza y raras, los tintos con cuerpo y muy fragantes, dotados de un buen potencial de envejecimiento serán perfectos. Los tintos tánicos y de crianza son vinos potentes, duros en su juventud, que requieren al menos 5 años de crianza antes de comenzar a revelar sus aromas en evolución.